Ocala, Florida, conocida como la “Capital Mundial del Caballo”, es uno de los centros ecuestres más destacados a nivel mundial. Ocala cuenta con más de 1.200 granjas de caballos, lo que la convierte en el centro del mundo ecuestre en Estados Unidos y atrae a personas de todas partes del mundo.
Andrea Mendoza Kruger es una jinete de Guatemala y tiene 25 años. Ella viaja cada mes para cuidar a su caballo, Chepito, que vive en Ocala. Andrea dice que a ella le encanta viajar a ver a su caballo.
“Para mí el amor hacia los caballos y la pasión que tengo a este deporte, el estar aquí me relaja y me pone contenta,” dice Mendoza, “¿ Por qué? Porque he tenido la dicha de toparme a gente buena, que quiere ayudar, que quiere enseñar y hay muchas puertas abiertas. Sin duda no hay un solo viaje donde yo venga y no aprenda algo nuevo.”
Ocala alberga algunos de los eventos ecuestres más prestigiosos del mundo, como el Longines Global Champions Tour. Estos eventos reúnen a jinetes de élite y a sus caballos, incluyendo a atletas olímpicos y estrellas emergentes como Andrea Mendoza Kruger, que buscan dejar su huella.
La comunidad de Ocala es una mezcla de jinetes profesionales, entrenadores, criadores y aficionados que se unen para formar una red de colaboración. Ocala es conocida por su ambiente acogedor, tanto para los competidores veteranos como para los recién llegados a este deporte. De Ocala han salido algunos de los nombres más conocidos de este deporte, como jinetes, entrenadores y diseñadores de recorridos internacionales.
La Longines League of Nations, que se celebra anualmente en Ocala , tuvo lugar del 19 al 23 de marzo. Se trata de una competencia ecuestre que atrae a la ciudad a los mejores jinetes y caballos de todo el mundo quienes concursan en salto de obstáculos.
Este año, el equipo de Estados Unidos celebró una nueva victoria, en un campeonato acudido por una multitud enfervorizada en Ocala. Aunque Andrea no compitió, su historia pone en relieve la creciente presencia de jóvenes talentos en el mundo ecuestre, incluyendo su reciente competición en la República Dominicana.
Andrea se considera una persona que nació con amor y pasión por los caballos. Sus padres se conocieron montando a caballo.
“Mi padre, que siempre estuvo vinculado al mundo ecuestre por mi abuelo y mi bisabuelo, vendió todos sus caballos y sólo le quedaba uno cuando yo nací”, cuenta Andrea. “Mi madre siempre montaba en vacaciones desde pequeña y cuando se casó con mi padre montaba aún más a menudo.”
La historia de cómo empezó a tomar clases de equitación comenzó el día que fue a la granja de un amigo de su padre con toda la familia. Recuerda que fue sola a los establos, eligió un caballo y pidió que se lo ensillen.
"Aquella niña se subió al caballo sin haber montado nunca sola y siguió su camino. Yo me había ido a montar sola y mi padre se asustó. Dice que me encontró en un campo corriendo feliz con el caballo e incluso tengo el vivo recuerdo de que a la vuelta hicimos una carrerita entre los dos”.
Desde entonces, sus padres estaban convencidos de su pasión por este deporte. Empezó a entrenar y a aprender el deporte en profundidad.
La perspectiva de Mauricio Alberto García Ballesteros, el entrenador de Andrea y diseñador categoría tres de la Federación Internacional Ecuestre en la modalidad de saltos, no solo refleja su compromiso con la excelencia en el entrenamiento ecuestre. Sino que también abre la discusión sobre cómo los jinetes entrenan para competiciones.
“Entonces usualmente ella llega al establo, prepara a su caballo, lo saca a trabajar; después de entrenar ella lo prepara para volver a colocarlo en su stall,” dice Ballesteros. “Lo más importante es que ella siempre trata de ayudar en el establo lo más que pueda porque en estas actividades no solo ayuda sino que siempre aprende.”
Sin embargo, entrenar en Guatemala no ha sido lo mismo que entrenar en los Estados Unidos. Ballesteros dice que desafortunadamente no ha habido una estructura establecida para utilizar los recursos disponibles de la mejor manera lo cual afecta a todas las disciplinas ecuestres que se consideran en un ciclo olímpico.
Una de las mayores dificultades que tienen es el acceso a diferentes instalaciones y diferentes obstáculos, concretamente en el concurso completo, que es la disciplina que ella practica.
Para prepararse realmente para un ciclo olímpico en cualquiera de las disciplinas se necesita mucha ayuda externa.
“Para mí, y es mi opinión, hay que aprender de los profesionales que lo hacen en otros países”, dice Andrea. “Sólo recibiendo ayuda de estas personas o de estos deportistas que ya han llegado a esos niveles y saben lo que cuesta, creo que podremos mejorar como deporte en su conjunto.”
El tener un caballo en Ocala le permite estar entrenando en otro ambiente con gente mucho más experimentada de quienes puede aprender. “Antes de esto realmente todo mi “knowhow” venía de libros y gracias a Dios se tiene entre nosotros grabados por profesionales donde dan sus consejos para distintas cosas.”, dijo Andrea.
La contienda más importante de su carrera hasta el momento han sido los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2023, que se celebraron en la República Dominicana. En esta competición terminó en quinta posición individual y consiguió una medalla de bronce en la categoría de equipos.
“Realmente ha sido la competencia que más me ha marcado porque me permitió salir de mi país y competir en otro ambiente, en otro lugar, con muchos competidores y lo más importante que el ambiente genuinamente fuera competitivo,” dice Andrea.
El camino de Andrea Mendoza Kruger en el mundo ecuestre es un reflejo de su determinación, pasión y compromiso para con el deporte. Desde sus inicios en Guatemala hasta su entrenamiento en Ocala, su historia demuestra que el talento, combinado con el esfuerzo y el aprendizaje constante, puede abrir puertas en cualquier parte del mundo.
Mientras sigue preparándose para nuevos retos y competencias, Andrea representa a una generación de jinetes con la mirada puesta en el futuro del deporte ecuestre en Ocala.